¿Cómo ser felices?

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Jun 30, 2020   Bienestar

Desde los inicios de la historia humana hasta la actualidad, pensadores de todo tipo se han planteado la misma pregunta: ¿cómo podemos ser felices?

Si eres de los que alguna vez también se lo han cuestionado, ya vas por buen camino. Y es que el primer paso para disfrutar de tal experiencia, es tener el firme propósito de alcanzarla. Aunque no existe una fórmula exacta que garantice resultados, se identifican algunas nociones y pautas básicas que facilitan este viaje.

¿Qué significa ser feliz?

Viktor Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austriaco que sobrevivió en varios campos de concentración nazi. En la que ha sido su obra cumbre, «El hombre en busca de sentido», rescata algunas reflexiones de lo que era la vida en aquellas extremas condiciones de miseria y esclavitud.

En las propias palabras del autor: «La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.»

¿Qué implica, entonces, ser felices?

Como vemos, se trata sobre todo de adoptar una posición ante la vida. Es algo que se practica todos los días, al margen de nuestras condiciones.

Tal y como el mismo Frankl comentaba: «¿No podemos cambiar la situación? Si no está en tus manos cambiar algo que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontas ese sufrimiento».

Con estas aportaciones, el que fuera el padre de la logoterapia destaca que la motivación más esencial del ser humano es, de hecho, la voluntad de sentido: «Quien tiene una razón para vivir, acabará por encontrar el cómo».

Dado que esta capacidad está presente en todas las personas, veamos algunos puntos que es posible poner en marcha.

Ver también: Sigue lo que te hace feliz y cambia lo que te hace infeliz

Cinco claves a considerar para ser felices

1. Se trata de una elección personal

Primero hay que querer ser feliz. Ahora bien, en muchas momentos no dejarán de influir otras circunstancias. La diferencia estriba en la medida en que decidamos mantener una actitud positiva ante los acontecimientos adversos.

Además, es posible que las personas estén más preocupadas por cómo alcanzar la felicidad que por el hecho mismo de serlo. Así, un estudio publicado por el Departamento de Psicología de la Universidad de Yale habla precisamente sobre cómo esa búsqueda constante puede generar angustia.

Esto tiene que ver con la frustración que se vive al no alcanzar la meta en el tiempo y con los recursos que se han considerado.

Por ello, antes de insistir con tanto afán, cabe preguntarse: ¿de verdad estoy cambiando mi postura ante el trabajo, las relaciones personales o la vida en general? Si no es así, volvamos a intentarlo.

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2. El sentido de aquello que hacemos

Las actividades que acometemos en primer lugar acaso sean urgentes, pero no las que más nos entusiasman o catalogamos como más importantes.

La esperanza de obtener un mejor puesto en la empresa o de aumentar los ingresos son ejemplos de deseos que en ocasiones llegan a difuminar el sentido de por qué hacemos algo.

No obstante, para tener éxito lo que justo necesitamos es sentirnos optimistas. Esto aumenta las posibilidades de desarrollar e impulsar nuevos proyectos o lograr lo que tanto ansiamos.

Es más, investigaciones como la realizada por el Departamento de Psicología de la Universidad de Illinois demuestran cómo el pensamiento positivo puede ayudarnos a lidiar con la ansiedad y, a su vez, mejorar el funcionamiento neuropsicológico.

3. El valor de los pequeños detalles

John Lennon decía: «El amanecer es un espectáculo hermoso y, sin embargo, la mayor parte de la audiencia duerme todavía». Esta frase sirve para ilustrar la cuestión de aprender a apreciar los sencillos y bellos estímulos que nos rodean.

En ocasiones tendemos a ignorar los pequeños detalles, bien porque los consideramos insignificantes o debido a que uno ya se ha acostumbrado a ellos. Pero tratar de valorarlos es una práctica que enlaza a menudo con nuestro bienestar.

Si, además, optamos por cuidar simples gestos como llamar a un cliente para preguntarle qué tal le ha ido con su producto o a un amigo para saludarle, con toda probabilidad nos sentiremos más satisfechos. Son matices que marcan una diferencia en lo que hacemos sentir a otras personas.

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Descubre: Los pequeños detalles son los que marcan la diferencia

4. El cuidado de uno mismo

No hablamos de ser egoístas, sino de trabajar en la atención que nos damos a nosotros mismos. Esto implica tanto velar por nuestra salud física como por aquellos aspectos más relacionados con el equilibrio emocional y social.

Por tanto, aquí entran en juego numerosas variables, desde la satisfacción que obtenemos cultivando nuestras amistades hasta las actividades con las que nos divertimos y «desconectamos» de la rutina. Estos hábitos mejoran la actitud con la que abordamos los diferentes retos que la vida nos plantea.

Un claro ejemplo de cuidado personal lo encontramos en el ejercicio. Y por si fuera poco, la evidencia es consistente en cuanto a la relación que se observa entre el nivel de actividad física y la felicidad de la que informan las personas. Un trabajo llevado a cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge obtiene resultados en esta dirección.

5. La generosidad como estímulo para ser más felices

Quizás sea un cliché, pero ser amables con otras personas genera la agradable sensación de haber disfrutado de manera más intensa el tiempo. Incluso más que si hiciéramos algo para nosotros mismos durante las horas que tenemos libres. 

Los hallazgos que se desprenden de un estudio del profesor Keiko Otaque y colaboradores se encargan de demostrarlo. En el artículo publicado en 2006 se indica que los participantes que en las encuestas referían ser más felices eran también quienes relataban actos de bondad más frecuentes.

Sigue leyendo: Practicar la bondad: un modo maravilloso de cuidar tu cerebro

¿Cuándo comenzar a practicar?

Tras revisar estas claves, solo queda decir que ser felices es una decisión que depende de uno mismo.

Recuerda estas reflexiones en tu día a día y al enfrentarte a situaciones difíciles. Cuando empieces a aplicarlas, ya habrás iniciado este fascinante camino.