Jun 30, 2020 Salud
Las aspirinas como anticoagulantes llevan un largo camino recorrido. Son, posiblemente, el medicamento más indicado en atención primaria de la salud para pacientes con riesgo cardiológico.
Desde hace décadas, se popularizó su uso como fármaco preventivo de eventos cardiovasculares. Es así que muchos profesionales de la salud, sin poder justificar con certeza los fundamentos, prescriben aspirinas como anticoagulantes y las indican para uso crónico y prolongado.
Lo cierto es que las aspirinas, más que anticoagulantes, son antiagregantes plaquetarios. Es diferente el punto de acción dentro de la sangre. Mientras que los anticoagulantes interfieren con sustancias como los factores de coagulación, los antiagregantes frenan a las plaquetas.
Esta diferencia, que no es menor, es la que remarcan los estudios científicos que pretenden analizar la seguridad del fármaco. Del mismo modo, se analiza la efectividad, para determinar si vale la pena tomar este medicamento todos los días de la vida.
Los usos de la aspirina
Cuando hablamos de las aspirinas como anticoagulantes estamos en el terreno del uso prolongado y crónico. Sin embargo, también hay un uso agudo y limitado en el tiempo de este fármaco, para el dolor y la fiebre.
Aunque vale aclarar que en la temática del dolor, algunos pacientes las emplean a muy largo plazo. Pongamos el caso de las artritis reumatoideas, con artralgias acuciantes a lo largo de la vida. Si bien el paciente puede tomar una aspirina hoy para el dolor del día, es probable que mañana la repita, y así sucesivamente.
La especialidad de la reumatología es muy proclive al uso de la aspirina como analgésico. Como bien adelantamos, tiene indicación en la artritis reumatoidea y en el lupus. Sin ser una enfermedad autoinmune, la artrosis es otro cuadro clínico que se beneficia de la analgesia de este medicamento.
Su uso para disminuir la fiebre, por otro lado, tiende a quedar obsoleto. Nuevas opciones de antiinflamatorios no esteroideos le han quitado lugar, como el ibuprofeno. Hoy por hoy, los pediatras suelen prescribir este último para regular la temperatura.
Por último, para el uso crónico, las aspirinas son entendidas como anticoagulantes. Los pacientes con riesgo cardiovascular reciben la indicación de tomar una diaria por el resto de sus vidas. Este conocimiento teórico es tan popular, que muchas personas toman una dosis diaria sin haber consultado a un profesional de la salud.
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Un meta análisis sobre las aspirinas como anticoagulantes
Un estudio del tipo meta análisis, publicado en European Heart Journal en 2018, evaluó la seguridad y la efectividad de las aspirinas como anticoagulantes en pacientes no cardíacos. Se pretendió como objetivo saber si había una baja significativa de la mortalidad.
El seguimiento de los pacientes fue de más de 6 años, y en el grupo se encontró que la incidencia de los infartos agudos de miocardio disminuyó. Esto significa que el uso de las aspirinas podría prevenir estos eventos cardíacos.
Sin embargo, la mortalidad general en los sujetos del meta análisis no varió. Es decir, al finalizar el seguimiento, aunque había menos incidencia de infartos de miocardio, la cantidad de individuos muertos era la misma que si no hubiesen empleado el medicamento por todo ese tiempo.
Por el contrario, sí se registraron más efectos adversos entre los usuarios de aspirinas como anticoagulantes. El grupo tuvo más hemorragias, particularmente, intracraneales.
Los autores del meta análisis plantean, entonces, que se deben reevaluar las prescripciones de aspirina para ciertos pacientes, ya que no otorgarían beneficios extras. Además, se correría el riesgo de los efectos no deseados.
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La aspirina para el dolor y la fiebre es segura
Otro meta análisis evaluó el uso agudo de la aspirina para conocer su seguridad. Como uso agudo mencionamos su empleo en el dolor y en la fiebre en dosis única.
Este relevamiento de más de 60 ensayos clínicos diversos concluyó que los efectos adversos fueron muy pocos. Se puso especial foco en los síntomas gastrointestinales que se derivan de los antiinflamatorios no esteroideos, y se halló que la aspirina agregaba 1 efecto no deseado cada 111 pacientes que la consumían.
El meta análisis aclara que se trata de un estudio sobre el uso agudo del fármaco, y no valora las aspirinas como anticoagulantes. En este sentido, para la fiebre y el dolor, no habría un perfil de inseguridad.
Las aspirinas como anticoagulantes no son inocuas
Con el conocimiento científico acumulado al respecto, hoy se puede decir que no se debe promover el uso indiscriminado de las aspirinas como anticoagulantes.
Cada caso debe ser evaluado en particular, sobre todo en pacientes con antecedentes cardíacos, que serían los más beneficiados del uso. En la población general no está claro que sea beneficioso este fármaco para prolongar la vida.
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