Faringoamigdalitis: síntomas, causas y tratamiento

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Jun 30, 2020   Salud

La faringoamigdalitis es una patología muy frecuente que consiste en una infección de la faringe y de las amígdalas. La gran mayoría de los casos están causados por un virus, pero también puede ser de etiología bacteriana. Esto hace que los síntomas varíen entre una situación y otra.

De hecho, en los niños menores de 3 años es muy raro encontrar una faringoamigdalitis bacteriana. Por ello, es más frecuente que esta patología suceda en los meses de invierno, donde los virus tienen más probabilidades de infectar.

Los adultos también pueden padecer esta enfermedad. Es un cuadro benigno que normalmente se resuelve en poco tiempo, pero en ocasiones se pueden producir complicaciones. Por ello, en este artículo te explicamos cuáles son sus causas, síntomas y tratamiento.

¿Cuáles son las causas de la faringoamigdalitis?

Al igual que ocurre con los resfriados, a día de hoy mucha gente piensa que la faringoamigdalitis sucede por cosas como comer helados, andar descalzo o no abrigarse bien. Sin embargo, esto no es así. Es una patología infecciosa que se adquiere por contacto con un virus o una bacteria.

La mayoría de casos se contagian a través del aire, por las gotitas que se expulsan al toser o estornudar. También puede darse por contacto directo con alguien que ya posee el germen. Los microorganismos que suelen causarla con más frecuencia son:

  • Virus: son la causa principal. Dentro de ellos encontramos el adenovirus, el virus de Epstein-Barr y el rinovirus como los más prevalentes.
  • Bacterias: la más frecuente es el Streptococcus pyogenes.

No obstante, aunque estos sean los que están implicados con más frecuencia, existen muchos otros microorganismos que pueden causar faringoamigdalitis. Lo más importante es distinguir, mediante los síntomas o ciertas pruebas, si se trata de virus o bacterias.

médico examinando la garganta de una niña
La faringoamigdalitis es muy común en la edad pediátrica

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¿Qué síntomas produce?

Los síntomas de la faringoamigdalitis varían, como hemos indicado antes, en función de si es por un virus o una bacteria. No obstante, en ambos casos suele acompañarse de fiebre, dolor de garganta y de cabeza. 

La faringoamigdalitis vírica empieza gradualmente. Los síntomas parecen los de un resfriado, con malestar general poco intenso, fiebre ligera y cansancio. Las amígdalas y la faringe suelen estar enrojecidas e inflamadas.

La bacteriana es más intensa. Comienza de manera brusca, con fiebre alta y mayor malestar. Los ganglios cervicales tienden a inflamarse y las amígdalas suelen tener pus en la superficie. Además, pueden aparecer manchas rojas en el paladar. Incluso, en ocasiones hay un exantema cutáneo.

faringoamigdalitis bacteriana
La faringoamigdalitis bacteriana cursa con pus en forma de placas

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¿Cómo se trata la faringoamigdalitis?

Normalmente, gracias a los síntomas, se puede distinguir la causa de la faringoamigdalitis. Es necesario que el médico explore la garganta para comprobar si hay exudado de pus en las amígdalas y el grado de inflamación. No obstante, hay ocasiones en las que no es tan fácil identificar el germen.

Esta identificación es importante porque el tratamiento variará según qué cause la patología. Por ello, en algunas ocasiones se realiza un análisis microbiológico.

Para ello se puede hacer un test rápido de detección antigénica. Este test permite saber si se trata de Streptococcus pyogenes. Incluso, se puede tomar un cultivo del exudado faríngeo, pero es un proceso mucho más lento.

Una vez se sabe si es bacteriana o vírica, se elige un tratamiento u otro. En caso de ser bacteriana, se suele recetar un antibiótico. Casi siempre es penicilina oral, durante una semana o diez días.

Por otra parte, en el caso de que la faringoamigdalitis sea vírica, no se recetan antibióticos. Aquí está la importancia de distinguir entre una y otra, ya que si se prescriben antibióticos innecesariamente se crean resistencias en los microorganismos. En estos casos, simplemente se recomiendan antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para aliviar el dolor.

Lo más importante es tener presente que, ante cualquier duda, es necesario consultar al médico. Hay que evitar tomar medicamentos innecesariamente y que no están indicados en esa situación.