Recomendaciones de un fumador para dejar de fumar

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Jul 01, 2020   Remedios naturales

La recomendación básica para dejar de fumar es acudir a un profesional de la salud. Es un especialista quien puede guiarte en el camino de salida de este hábito tan nocivo. Existen numerosos prejuicios y muchas falsas creencias sobre cómo dejar de fumar. Sin embargo, estadísticamente está claro que los mejores resultados se logran con ayuda de especialistas.

Es cierto que hay muchos métodos, guías y consejos bien fundamentados para dejar de fumar, pero a veces se pierde de vista algo fundamental: fumar implica la adicción a una sustancia, a una droga en el sentido más amplio del término. Esto acarrea consecuencias que no siempre son bien comprendidas y valoradas.

Refutando algunos mitos y prejuicios sobre cómo dejar de fumar

Existen numerosos prejuicios. Hay personas que creen que si piden ayuda a un especialista muestran que son débiles y que asumen que están enfermas. En cambio, creen que si logran dejar el cigarrillo por su cuenta demostrarán que son más fuertes.

Lo que está realmente comprobado es que dejar la adicción al cigarrillo es mucho más difícil si se intenta hacer por cuenta propia. Implica un mayor sufrimiento y no hay ninguna necesidad de pasarlo mal.

El uso de fármacos para dejar de fumar

Pastillas

Hay otro mito común. Usualmente se usan medicamentos como parches o chicles de nicotina y psicofármacos para ayudar a dejar la adicción al cigarro. Esto de por sí genera miedo y rechazo en algunas personas.

Quizá cambiarían de opinión si supieran que se usan como una forma de ir supliendo la nicotina del tabaco. Consiguen que el organismo no se vea tan afectado ante la falta de esa sustancia que implica la reducción en el consumo de cigarros.

Esas personas que rechazan el uso de psicofármacos han de saber que el medicamento que se usa habitualmente es Bupropión (o un antidepresivo similar). Su función es evitar que la persona sienta el muy desagradable síndrome de abstinencia sin generar dependencia.

Es más, tomar este tipo de medicamentos aumenta drásticamente (de un 10 % a un 70 %) las posibilidades de tener éxito al intentar dejar el cigarrillo. Es así porque solucionan el factor clave del desagradable síndrome de abstinencia a la nicotina.

Según hemos dicho, podemos clasificar las terapias para dejar de fumar en dos tipos principales:

  • Terapia de reemplazo de nicotina: se trata de presentaciones como parches, chicles, caramelos o, incluso, inhaladores que contienen diferentes cantidades de nicotina.
  • Fármacos aprobados para la adicción al tabaco: no contienen nicotina, son psicofármacos que tienen que ser prescritos y controlados por un médico. Son principalmente el bupropion y la vareniclina.

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El poder de la adicción

Mujer rompiendo un cigarro para dejar de fumar.

La nicotina es una sustancia muy adictiva, como saben aquellos que, como el que escribe, han llegado a fumar una cajetilla por día. Por ello, al estar un par de horas sin encender un cigarro se empieza a sentir un deseo de fumar sumamente intenso.

Aunque los efectos que producen son muy diferentes, algunos comparan la necesidad de ir por el próximo cigarrillo con la adicción generada por la cocaína. Por ello, y no porque genere un estado conciencia alterado, es por lo que se considera el consumo de tabaco como una drogodependencia.

Solo los fumadores con baja dependencia a la nicotina y un gran autocontrol logran dejar de fumar sin ayuda. El resto fracasa o solo consigue dejar de fumar durante un tiempo, pero luego vuelve caer en la adicción. Algunos logran dejar el cigarrillo con un gran esfuerzo que se podría evitar.

Muchas personas no saben estas cosas por no acudir a un profesional. Usualmente es un neumólogo el encargado de estos tratamientos y quien les permitiría acceder a esta y a mucha más información al respecto. Él, simplemente, estará allí para responder a cada duda específica que se tenga.

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El mecanismo perverso

Cigarro prendido

Una de las informaciones que es fundamental conocer es el mecanismo de funcionamiento del cigarrillo. Su carácter adictivo está dado porque la nicotina es una droga que impacta en el cerebro creando una sensación de bienestar.

El cerebro se acostumbra a esa sensación de bienestar que dura determinado tiempo. Luego, cuando la concentración de nicotina en sangre baja con el paso de las horas (o cuando un acontecimiento nos produce un bajón anímico), el cerebro demanda de nuevo esa sensación de bienestar.

Esa demanda del cerebro por la sensación de bienestar que genera la nicotina se percibe como “ganas de fumar”. Es un mecanismo muy perverso. Al encender un cigarro piensa que, mucho más que haciendo lo que deseas hacer, estás dentro de un proceso químico del que es muy difícil salir, a menos que recurras a un especialista.