Herpangina: todo lo que debes saber

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Jun 30, 2020   Salud

La herpangina es una infección causada comúnmente por el virus Coxsackie del grupo A que suele afectar con mayor frecuencia a los niños que tienen entre 3 y 10 años de edad, durante el verano y el otoño. No obstante, cualquier persona puede padecerla en cualquier estación del año.

El patógeno de esta enfermedad también puede causar alteraciones como la enfermedad mano-pie-boca.

Causas de la herpangina.

Síntomas más comunes

El paciente suele presentar una serie de alteraciones o síntomas característicos de esta enfermedad. Entre los más comunes encontramos:

  • Inapetencia.
  • Cefalea (de intensidad variable).
  • Fiebre (no tiene por qué ser alta).
  • Cansancio, fatiga o debilidad en líneas generales.
  • Dolor o molestia en la garganta que se acentúa al tragar.
  • Formación de ampollas o úlceras que pueden aparecer en la boca, la garganta, los pies, las manos e incluso los glúteos. Suelen ser de un tamaño reducido y presentar una tonalidad blanquecina en el centro y rojiza en los extremos.

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Diagnóstico de la herpangina

El diagnóstico se realiza después de haber realizado examen físico al paciente para evaluar los síntomas que pueda presentar. Por supuesto, también se realiza una comprobación de la historia clínica y los antecedentes. De esta manera, el médico es capaz de identificar la enfermedad y descartar otras alteraciones con características similares.

En raras ocasiones se llevan a cabo otros procedimientos médicos, ya sea un análisis de sustancias (sangre y orina) o la obtención de imágenes internas. Por ejemplo, las radiografías, las ecografías, la tomografía axial computarizada (TAC) o la resonancia magnética (RM).

Tratamiento de la herpangina

Tratamiento herpangina.

El tratamiento lo ha de definir el médico especislita. El objetivo final del mismo será calmar los síntomas que muestre el paciente. También son aconsejables una serie de pautas para evitar complicaciones durante la evolución de la patología. Entre las terapias más comunes encontramos:

  • Fármacos (paracetamol e ibuprofeno) para aliviar las molestias y tratar la fiebre. Asimismo, el médico puede sugerir la utilización de otros medicamentos para calmar las llagas (tratamiento tópico).
  • Por otra parte, se deberá adaptar la dieta del niño para que consuma más líquidos de los habituales. De esta manera, reducimos el riesgo de deshidratación durante el transcurso de esta enfermedad.
  • La ingesta de lácteos (sobre todo el helado) es un remedio natural que alivia el dolor de las llagas y favorece su eliminación. En cualquier caso, se evitará el consumo de alimentos calientes o irritantes

Por norma general, la enfermedad remite tras una semana de infección o desde el inicio del trastorno. En los primeros momentos, el virus es capaz de extenderse por nuestro organismo, alterando las actividades usuales.

Poco después, nuestro sistema inmunitario produce las defensas necesarias para contraatacar al microorganismo. Finalmente, nuestros anticuerpos destruyen todas las copias del patógeno y nuestro cuerpo vuelve a la normalidad.

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¿Se puede prevenir?

Cómo lavarse las manos correctamente.

El método de prevención más eficaz es evitar el contagio del virus por parte de personas ya infectadas por él. Por tanto, es importante prestar especial atención a las medidas de higiene cotidianas como lavarse las manos o no morderse las uñas.

También es recomendable mantener un estilo de vida saludable a través de la ingesta de una dieta equilibrada y adecuada junto a la realización de actividad física moderada de manera usual. Todas estas acciones ayudan a mantener un buen estado del organismo.

Este hecho es fundamental para que el sistema inmunitario realice sus funciones correctamente y así podamos combatir las infecciones. Especialmente las de carácter vírico en las que el uso de antibióticos no es eficaz y el paciente es más propenso a sufrir reinfecciones.

Todas las situaciones de inmunodeficiencia son factores de riesgo a la hora de sufrir infecciones, ya sea congénita por algunas enfermedades hereditarias o adquiridas por otras patologías. En estos pacientes el sistema inmunitario no consigue erradicar el agente patógeno.