Jun 30, 2020 Salud
El síndrome de malabsorción intestinal hace referencia a un conjunto de trastornos derivadas de una alteración en la absorción de nutrientes en el tubo digestivo. Esta alteración puede deberse a diferentes causas: inflamatorias, genéticas, infecciosas…
En función de su origen, puede ser global o específica de un nutriente determinado. Una vez diagnosticado el mecanismo que lo produce, se abordará el tratamiento que sea necesario.
Veamos más a continuación.
Fisiología de la digestión
La digestión es un proceso que consiste en descomponer los alimentos que ingerimos en componentes más sencillos y absorberlos en el intestino.
Este proceso comienza en la boca, con la masticación. Los alimentos se rompen en trozos más pequeños y se mezclan con la saliva; forman así el bolo alimenticio. Además, las grasas (lípidos) y los hidratos de carbono empiezan a descomponerse por acción de las enzimas salivales.
El bolo alimenticio pasa al esófago y llega al estómago. En este órgano, se libera ácido clorhídrico y enzimas que digieren las proteínas y las grasas en compuestos más sencillos.
La masa que se ha formado en el estómago se llama quimo, y pasa al intestino delgado. En este tramo del tubo digestivo, el páncreas y el hígado liberan los jugos pancreáticos y la bilis, respectivamente.
- El jugo pancreático contiene muchas enzimas para completar la digestión, como la tripsina y la amilasa. La tripsina activa a otras enzimas que participan en la digestión de las proteínas; en tanto, la amilasa se encarga de la digestión de los hidratos de carbono. También es esencial en la digestión de las grasas.
- La bilis producida por el hígado contiene sales biliares, imprescindibles para la emulsión de las grasas. Este proceso consiste en formar pequeños agregados de lípidos llamados micelas, para que puedan absorberse en el intestino delgado.
Es en este tramo cuando tiene lugar la «verdadera digestión». Una vez obtenidas las moléculas sencillas que proceden de la descomposición de los alimentos, las células intestinales las absorben para que pasen a la sangre.
Las células del intestino delgado se llaman enterocitos, y tienen moléculas y enzimas que permiten que los minerales, los lípidos, las vitaminas, los hidratos de carbono y las proteínas pasen a la sangre. Un 90 % de la absorción tiene lugar en el intestino delgado.
Los productos de desecho pasan al intestino grueso, donde tiene lugar la formación de las heces, que son expulsadas por el ano. También en este tramo intestinal se absorben algunos nutrientes, principalmente minerales y agua.
Por lo tanto, la digestión es un proceso muy complejo, regulado por múltiples órganos y glándulas. Un fallo en cualquiera de las partes implicadas puede producir un síndrome de malabsorción intestinal.
Si el problema está en la fragmentación de alimentos en compuestos sencillos, hablamos de maldigestión. Si, al contrario, la alteración está en los enterocitos, hablamos de malabsorción.
Como indica el Manual MSD, lo grave de esto es que «La malabsorción causa deficiencias de todos los nutrientes o deficiencias selectivas de proteínas, grasas, azúcares, vitaminas o minerales».
Malabsorción de las grasas
Una vez explicados los pasos de la digestión de los lípidos, una malabsorción de los mismos puede deberse a distintas causas:
- Insuficiencia pancreática: los jugos pancreáticos son necesarios para asimilar las grasas. Si su producción es insuficiente, puede haber una malabsorción de grasas. Es lo que puede ocurrir en pacientes con pancreatitis.
- Déficit de sales biliares: las sales biliares pueden disminuir por patologías hepáticas u obstrucciones de las vías biliares, que comunican el hígado con el intestino delgado para que la bilis alcance el tubo digestivo. Si no existen sales biliares o no llegan al intestino, las grasas no se absorben.
- Alteración de la mucosa intestinal: las inflamaciones de la mucosa intestinal pueden alterar la digestión de los nutrientes. Es lo que ocurre en las infecciones intestinales o las enfermedades inflamatorias como la enfermedad de Crohn.
- Gastrectomías: Son intervenciones quirúrgicas que consisten en eliminar una porción dañada del estómago. Una de sus consecuencias es alterar la digestión, por lo que una alteración de las funciones digestivas del estómago puede provocar un síndrome de malabsorción intestinal.
Clínica de la malabsorción de las grasas
Una malabsorción de los lípidos podría generar los siguientes síntomas:
- Esteatorrea: es la presencia de la grasa en las heces al no ser absorbidas. Puede comprobarse al ver que las heces son más ligeras y flotan en el inodoro.
- Pérdida de peso: ya que los lípidos son una fuente de energía y constituyen una reserva energética importante.
- Síntomas derivados de la falta de absorción de vitaminas liposolubles. Estas vitaminas necesitan los mismos mecanismos que los lípidos, por lo que tampoco se absorben. Las vitaminas liposolubles son la A, la D,, la E la K y la F.
Malabsorción de las proteínas
Los desencadenantes son similares a los descritos para los lípidos:
- Gastrectomías.
- Insuficiencia pancreática: La tripsina es necesaria para romper las proteínas en compuestos más pequeños.
- Falta de sales biliares: Estas son necesarias para un correcto funcionamiento de la tripsina. En este caso, la malabsorción intestinal de proteínas será menor.
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Clínica de la malabsorción de las proteínas
Las proteínas son un componente fundamental en el músculo, por lo que si falla su absorción, habrá una disminución importante de la masa muscular. Como consecuencia, también puede darse una pérdida de peso.
En casos severos, la falta de proteínas puede hacer que disminuya la albúmina (hipoalbuminemia), proteína esencial en la sangre. Si esta disminuye, se produce una alteración importante de la función circulatoria que puede causar que se acumule líquido en las piernas y estas se hinchen; técnicamente, esto se llama edema.
Malabsorción de los hidratos de carbono
En este caso, la malabsorción suele ser específica, como consecuencia de una alteración de la mucosa intestinal. Los enterocitos contienen enzimas necesarias para el tramo final de la digestión de los hidratos de carbono; si estas enzimas no funcionan, la absorción de los glúcidos es insuficiente.
La forma más característica es la intolerancia a la lactosa. Ocurre lo mismo si hay una inflamación de la mucosa intestinal por infecciones o enfermedades inflamatorias, como la enfermedad celiaca.
Clínica de la malabsorción de los hidratos de carbono
Los hidratos de carbono son la principal fuente energética, sobre todo para obtener energía de forma rápida. Una falta de su absorción va a producir una pérdida de peso. Además, la presencia de hidratos de carbono sin absorberse irrita la mucosa intestinal, por lo que produce una diarrea acuosa.
Aunque es menos frecuente, también puede haber situaciones en las que el síndrome de malabsorción intestinal se debe a una falta en la absorción de agua, minerales y vitaminas.
En todos los casos, hay que indagar en los hábitos alimenticios, ya que algunos déficits derivan de una ingesta insuficiente. Asimismo, hay que descartar problemas intestinales generales, como infecciones o intervenciones quirúrgicas.
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