5 maneras efectivas de eliminar los mocos de tu hijo

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Jun 30, 2020   Maternidad

Los mocos forman parte del mecanismo de defensa del organismo contra los virus y bacterias que pueblan el aire. Sin embargo, una mucosidad excesiva en bebés o niños, que no pueden o no saben como expulsarlos, es muy molesta. Nos corresponde ayudarlos a eliminar los mocos.

Los mocos y la flema en exceso dificultan la respiración, con lo cual los niños pasan malas noches y luego tienen peores días. Se sienten mal, y con ellos, también sus padres, que no saben qué hacer.

¿Por qué aparecen los mocos?

Los mocos y las flemas provienen de las vías respiratorias. La diferencia es que los primeros son expulsados por la nariz y las segundas, por la boca. Estas mucosidades son segregadas para defender al organismo de agentes externos como virus, bacterias y partículas irritantes, que entran por la nariz.

Los gérmenes se quedan adheridos a estas mucosidades y pueden ser eliminados. De esta manera, el organismo evita que proliferen y se produzcan infecciones. Cuando tu hijo se enferma de las vías respiratorias aumenta la producción de moco para combatir la infección.

Niño sonándose los mocos.

Pero no hace falta que el niño esté enfermo para que se presenten los mocos y flemas. Estos se generan de forma preventiva. El organismo detecta que hay factores ambientales perjudiciales y genera mocos para defenderse.

¿Qué pasa con los mocos en bebés y niños?

Bebés y niños pequeños no saben sonarse ni escupir. Mientras crecen y aprenden, es común que segreguen un poco más moco del que pueden eliminar. Su organismo reacciona ante este exceso de mucosidad, tosiendo y estornudando.

La tos es el mecanismo utilizado por el cuerpo para movilizar y expulsar la mucosidad de los pulmones. Por eso hay que permitir que los niños tosan antes de recurrir aceleradamente a administrarle un medicamento que neutralice la tos.

En el caso de los bebés, una flema excesiva le hace sufrir arcadas, incluso vómitos. Las diarreas suelen ser comunes en períodos de mucosidad excesiva, ya que el bebé se las traga y las expulsa a través de las heces.

El problema se presenta cuando los mocos se acumulan. Se pueden desencadenar problemas mayores como dificultades para respirar, producto de una sinusitis, o sordera debida a una otitis.

¿Cómo eliminar los mocos?

Los mocos nunca se eliminan totalmente, pues en cuanto son expulsados, las mucosas respiratorias vuelven a formarlos. Los adultos sabemos cómo sonarnos la nariz y cómo expulsar la flema. Pero en el caso de bebés y niños, debemos ayudarlos.

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1. Lava las fosas nasales

Lavar las fosas nasales con suero fisiológico o solución salida es la herramienta más utilizada y eficaz para ayudar a los bebés y niños a eliminar los mocos. No irrita ni tiene efectos secundarios.

Lavar la nariz del bebé.

Lo mejor es utilizar una solución en spray o aerosol. También se puede administrar con goteros. Hay que evitar el uso de jeringuillas porque es muy difícil calibrar la presión con la que sale el líquido y se puede ocasionar un mal mayor.

Para aplicar el líquido, acuesta al bebé o al niño de lado y aplica el suero fisiológico en el orificio nasal que queda hacia arriba. Luego, tumba al niño hacia el otro lado y repite el procedimiento en el otro orificio. Puedes calentar el envase de suero fisiológico con las manos antes de aplicarlo, para que el líquido resulte menos molesto.

2. Usa aspiradores nasales con precaución

Las peras o aspiradores nasales funcionan muy bien después de lavar las fosas nasales con el suero fisiológico. Son de gran utilidad para eliminar los mocos que se encuentran en la nariz, pero no las flemas.

Hay que usar las peras con precaución para no dañar la mucosa nasal. Lo ideal es no abusar de estos instrumentos. Esperar que el moco sea expulsado naturalmente después del lavado, es lo más recomendable.

3. Mantén a tu hijo hidratado

El agua es un gran aliado para aliviar el malestar que ocasiona la mucosidad excesiva en bebés y niños. Los líquidos ayudan a hidratar la garganta que suele resecarse cuando la nariz está congestionada.

La mejor forma de tener hidratado a un bebé es con lactancia materna. El sistema inmunitario de la madre además ayuda al bebé a defenderse de la infección, con lo cual el beneficio es doble: hidratación e inmunización.

En niños, hay que incentivar el consumo de agua. También pueden tomar jugos de frutas que incremente sus defensas como la naranja y el limón. El mejor suero fisiológico natural es el agua de coco. Al incrementar el consumo de líquidos, se licuan las flemas que son tragadas. Así se evita que se acumulen y pasen a los oídos.

4. Procura un ambiente húmedo

Los ambientes húmedos contribuyen a mejorar la congestión nasal y la tos. Se puede utilizar un humidificador en la habitación, pero hay que tener la precaución de limpiarlo a diario para evitar que proliferen hongos y bacterias.

También puedes preparar un baño caliente al niño o meterlo en una habitación donde has colocado una olla con agua muy caliente a la que has agregado hierbas como eucaliptos, menta o malva. Procura que el niño respire ese vapor de agua, sin acercarse demasiado.

El vaho que producen esas plantas medicinales pueden ayudar al niño a eliminar los mocos, pero hay que tener sumo cuidado con el calor. No se puede dejar al niño solo mientras se aplica este tratamiento.

5. Mantén el hogar limpio

La acumulación de polvo es el ambiente ideal para aumentar la producción de mocos. Así que limpia a diario, tratando de no levantar el polvo. Para ello, lo mejor es usar un paño humedecido. Evita el uso de escobas, aspiradoras o ventiladores que suelen levantar mucho polvo que queda flotando en el ambiente.

Limpiar el polvo.

Almohadas, cojines y peluches pueden acumular mucho polvo. Evalúa cuántos de estos objetos debes conservar, con qué frecuencia los debes lavar o cuáles debes ser descartados definitivamente.

También es importante que evites el uso de productos de limpieza muy abrasivos, pues suelen expeler gases que son muy irritantes para las vías respiratorias. El vinagre blanco es la mejor opción natural para eliminar gérmenes y bacterias en tu hogar.

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Recomendación final

Aunque es bueno no obsesionarse con los mocos, hay que actuar con decisión para evitar que la mucosidad no se acumule. Evita automedicar a bebés y niños con mucolíticos de venta libre en las farmacias. Suelen no ser efectivos. La tos es tu aliada para ayudar a tu hijo a aliviar la congestión.

Si los mocos, la flema y la tos son persistentes y ocasionan mucho malestar a tu hijo, consulta con tu pediatra. El médico especialista es quien puede hallar si hay una razón de mayor peso que esté causando la mucosidad excesiva y cómo eliminar los mocos.