El focusing para sanar las emociones

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Jun 30, 2020   Bienestar

El focusing es una práctica de enfoque corporal en la que se debe tomar conciencia de la conexión que existe entre el cuerpo y la mente. Es una técnica muy sencilla que puede ser practicada por quien lo desee y que favorece la sanación emocional.

Desde hace años, ha sido desarrollada por multitud de profesionales para aprender a gestionar las emociones de una manera productiva y beneficiosa.

Así, para lograr un estado mental saludable, la persona debe enfocar su atención en las sensaciones que experimenta para relacionarse mucho mejor tanto consigo misma como con lo que ocurre en su vida. Lo detallamos a continuación.

¿Cómo surge el focusing?

Mujer con ojos cerrados

A diario, acumulamos sensaciones y emociones de todo tipo. Muchas son positivas y nos hacen sentirnos bien; otras son negativas y nos generan malestar.

Por ello, en los años 60, un psicólogo y filósofo experiencial llamado Eugene T. Gendlin desarrolló una técnica centrada en la conexión entre el cuerpo y la mente que ha permitido, desde hace décadas, mejorar la salud mental de muchas personas. De hecho, obtuvo un primer premio por parte de la Asociación Americana de Psicología (APA) como psicólogo distinguido.

A través de múltiples grabaciones y sesiones terapéuticas, Gendlin descubrió que la mayoría de la gente era capaz de conectar con sus propias sensaciones llevando a cabo una serie de 6 movimientos sin interrupción.

Pasos para realizar la técnica de focusing

1. Despejar un espacio

Este es el primer paso para realizar el focusing. Lo que se busca es mantener el contacto con el «yo interior«. Para ello, hay que tener en cuenta lo siguiente:

  • Es preciso comenzar con unas respiraciones lentas para relajarte. Este es el instante en que observas tu cuerpo, lo sientes y permites que te hable.
  • Debes preguntarte qué es lo principal para ti en ese momento. Se debe sentir y dejar que el cuerpo responda mediante las sensaciones, sin palabras, sin expresar juicios ni estimar lo que se está sintiendo en ese momento. No se deben buscar razones.

2. Formar la sensación sentida

En este segundo paso no hay que profundizar en el problema, sino mantener la distancia. De las dificultades que hayas identificado y que te preocupan, debes elegir una, la que más te inquiete, incomode o intimide.

  • A ese problema debes prestarle atención, pero no de la manera a la que acostumbras (concentrándote en el pensamiento).
  • Debes focalizarte en como te sientes con respecto a ese conflicto interior. Así podrás alcanzar una razón corporal de la situación, de la molestia.

3. Encontrar un asidero

La sensación sentida vas a percibirla de una forma borrosa. En ese instante, permite que de esa sensación sentida emerjan imágenes, frases o palabras. Estas pueden ajustarse o no a la sensación. Cuando logres sentir el ajuste perfecto, encontrarás el asidero.

El asidero es una etiqueta, temporal pero funcional, que te va a permitir identificar la sensación sentida de modo global y lograr que regrese cuando así lo requieras.

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4. Resonar

Tras sentir este asidero, iniciarás un movimiento circular que debe ir del asidero a la sensación sentida, y viceversa.

Esto se hace para poder inspeccionar cómo has encontrado este ajuste de emociones. Podrás ver las señales corporales, por muy pequeñas que sean, para saber que algo se está ajustando.

5. Preguntar

Una vez hayas notado cómo las sensaciones se van ajustando, debes preguntarte lo siguiente:

“¿Qué hace (nombraremos el asidero que acabamos de encontrar) en todo el problema?”. Es obligatorio sentir el acomodo entre la sensación sentida y el asidero. No puede ser solo un recuerdo.

La respuesta a estas pregunta debe tener un sentido total. Si no es de este modo, tienes que formular la cuestión de nuevo, hasta obtener la respuesta del cuerpo.

Debes mantener la sensación sentida hasta que algo aparezca y de esta forma excluir los pensamientos que aparezcan solos en la mente. Cuando obtengas la respuesta que se ajuste, podrás sentir los primeros cambios.

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6. Recibir

Tanto si logras sentir el cambio dentro de tu cuerpo como si no, tendrás que tomarlo con calma. Este proceso debe surgir solo, por sí mismo. No puede controlarse ni forzarse y hay que entenderlo así, desde el sosiego.

Hombre practicando focusing

Ten paciencia

El focusing nos pone en pleno contacto con nuestros sentimientos y emociones a través de la conexión con el cuerpo o la sensación sentida. Se trata de una de las psicoterapias corporales más conocidas. Eso sí, hay que tener paciencia, tiempo y voluntad, pues no es algo que surja de un día para otro.

Lo importante es que te sientas cómodo y motivado. Con un poco de práctica, empezarás a notar cambios en tu forma de enfrentarte a las circunstancias que te ocurran.