Practicar la natación, beneficiosa pero mejor con seguridad

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Jun 30, 2020   Bienestar

¿Quieres animarte a practicar la natación? esta disciplina es quizás el ejercicio más completo y placentero, pero su práctica conlleva ciertos riesgos. El oleaje, las corrientes, la profundidad y la falta de oxígeno son factores que pueden perjudicarnos en un ambiente que no es de nuestro entero dominio: el acuático.

En el año 2016 murieron al menos 437 personas por ahogamiento tan solo en España. Hablamos de una estadística de mortalidad bastante alta que afecta a niños y adultos casi por igual. Sin embargo, la idea no es privarnos de la natación, sino crear las condiciones de seguridad adecuadas para poder disfrutarla.

Consejos para practicar la natación con seguridad

Como ya lo mencionamos, no se trata de privarnos de los beneficios de este deporte. Más bien, es aprender a tomar las medidas correctas para no tener que pasar sustos o emergencias. En el siguiente espacio compartimos una serie de consejos para tener en cuenta.

Bañarnos solos no es recomendable

Muchos accidentes acuáticos culminan en ahogamiento porque las víctimas no cuentan con apoyo durante la emergencia. Un brazo que nos sostenga, o la llegada de auxilio a tiempo, hará que todo quede en un simple susto.

Por eso, lo recomendable es hacer grupos de, al menos, tres personas para practicar la natación en la playa. Esto es prioridad cuando se trata de niños, adultos pesados y personas que no dominan las técnicas de la natación.

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Vigilancia activa de los niños

Vigilancia activa de los niños

Lo correcto es que los padres y demás familiares entren al agua cuando lo hagan los niños de la casa. De no ser así, será fundamental mantener una vigilancia ocular activa y constante para actuar en caso de cualquier emergencia.

Además, siempre es necesario establecer ciertos límites a los más pequeños y llamarlos para impedir que la marea los arrastre hacia el fondo.

Cuidado con las profundidades

En lo profundo del mar, las olas son más elevadas y las corrientes marinas ocurren con mayor frecuencia. Esto, por supuesto, aumenta de manera considerable los accidentes. Por eso, lo mejor es establecer límites para disfrutar este tipo de entornos.

La natación después de comer

Aprender a nadar

No hay pruebas científicas contundentes que relacionen practicar la natación en plena digestión con la ocurrencia de emergencias médicas. Sin embargo, hay casos de personas que tienden a sufrir complicaciones internas cuando realizan actividades físicas minutos después de consumir alguna comida.

Aprender a nadar

Se tiene la idea de que gran parte de los accidentes acuáticos ocurren porque sus víctimas no saben nadar. A ciencia cierta, no dominar la técnica adecuada nos dará menor capacidad de respuesta y maniobra durante un siniestro.

Ir a grandes profundidades y no saber nadar significa entrar a un ambiente que no dominamos y en el cual tenemos menor oportunidad de sobrevivir. Lo aconsejable es asistir a clases y avanzar poco a poco mientras aprendemos a bracear.

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Medir el terreno

Uso de flotadores

Hay nadadores que entran a ríos y playas sin ir sopesando el terreno con la debida prudencia. Realmente, la temeridad en mares y océanos es una de las peores decisiones que podemos tomar, incluso si dominamos la técnica de la natación.

Lo mejor es ir tocando el fondo poco a poco para conocer el nivel de profundidad y lo que viene a continuación. Tener esta actitud nos permitirá detectar algunas corrientes marinas y detenernos para apreciar lo lejos que estamos de la orilla.

Uso de flotadores

Los flotadores o “manguitos” ayudan a flotar sin necesidad de ejercer fuerza física alguna. Su función es mantenernos por encima del agua y disminuir el riesgo de ahogamiento involuntario.

Sabemos que los niños deben utilizarlos incluso si saben nadar con pericia. No obstante, ancianos y personas con discapacidades temporales deberían utilizarlos también, para evitar riesgos innecesarios.

Cuidado con aguantar el aire

Natación

Sumergirse por completo y ver el fondo del entorno acuático mientras aguantamos la respiración puede ser atractivo, divertido y toda una experiencia para jóvenes y adultos. Lo importante es no hacerlo por tiempos prolongados ni a grandes profundidades.

Un simple error podría hacernos tragar agua y bloquear las vías respiratorias por completo. Las probabilidades de que algo salga mal son considerables, sobre todo si se trata de un menor de edad.

Cuidado con la parte profunda de la piscina

Aunque no lo parezca, todavía hay personas que se ahogan dentro de una piscina. Dos minutos pueden ser suficiente para que los pulmones de un niño se colapsen por la entrada no controlada de agua.

Por este motivo los padres deben asegurarse de que sus hijos no pasen sin vigilancia hacia el tramo más profundo de las piscinas.  Si no podemos ver el fondo desde el exterior habrá razones para alarmarnos.

No obstante, si tenemos en cuentas estas medidas podremos practicar la natación y disfrutar de los entornos acuáticos sin mayor problema.